WhatsApp confunde la forma de relacionarnos
Las aplicaciones IM, los terminales smartphone y las asequibles tarifas de datos han revolucionado por completo la forma de interactividad social en un corto espacio de tiempo, logrando confundir el modo en que nos comunicamos.
En el corto espacio de tiempo, las aplicaciones del tipo Whatsapp, Line, Viber y demás han logrado cambiar las tendencias actuales de comunicación social, pero en tan escaso espacio de tiempo que han tenido que poner a prueba la paciencia de más de uno.
Ante el rechazo que proclama aquel que apenas utiliza su smartphone para llamadas o mensajes SMS tradicionales, ahora las aplicaciones IM que llegan a nuestras manos junto con las tarifas de datos más económicas cada día hacen que nuestra forma de comunicarnos nos haga cada día más dependientes de nuestro móvil. Aquel que rehusa a la utilización de estas aplicaciones sencillamente "se queda fuera" o es "un anticuado".
Está muy claro que ante el reto personal, épocas de crisis, la individualización y la competitividad constante, nos han hecho que la sociedad cada día esté más aislada, guarde más silencio y cueste más utilizar la palabra como medio hablado, y es muy curioso precisamente en las comunicaciones de datos que se nos ofrecen también vienen tarifas de voz a las que tan solo hace 5 años nos era impensable llegar a hacer realidad.
Pero, ¿Que ocurre con esto? ¿Por qué las aplicaciones IM nos involucionan como ser humano? Precisamente porque cambia el "modo de entrega" y se modifica la forma de interactuar entre los individuos. Precisamente cuando escribimos y sobre todo cuando leemos un mensaje, estamos sometidos a nuestra interpretación, nuestro estado de ánimo o incluso del momento que nos involucre con la otra persona. El mensaje escrito es susceptible de ser malinterpretado, pues carece de otras connotaciones, como es el tono de voz, la modulación y el énfasis que queramos darle, información que nuestro cerebro necesita obligatoriamente para componer el contexto del mensaje. Sin esta información somos dependientes de otros muchos factores, como enmascarar nuestras emociones, o incluso llegar a tener que dar cientos de explicaciones, creandose una comunicación mucho más fria y distante. ¿Cuantas veces no has visto terjiversado un mensaje? ¿Cuántas veces has malinterpretado una frase? Precisamente porque necesitamos la información contextual que nos brindan nuestros sentidos.
¿Y por qué esto es malo? Ciertamente la utilicación de aplicaciones IM nos brinda un gran número de posibilidades, como el hecho de mantener una conversación espaciada en el tiempo sin tener que molestar, o dejar mensajes o información que en otro momento nos puede hacer falta. Pero lamentablemente la cotidianidad en el uso de estas aplicaciones nos ha hecho que lleguemos a incorporarlas en nuestra vida cotidiana.
Como experto en comunicación, me he visto en muchas cosas a mantener conversaciones sacadas fuera de contexto, a ver como personas expresan sus sentimientos y solucionan sus problemas emocionales y afectivos utilizando este medio, precisamente para evitar el contacto directo. Es una forma de escondernos, de evadirnos y mantenernos, de alguna forma, a salvo. La intención de esto es en el fondo llevar una especie de doble vida, ¿como explicarlo? como un Avatar que en el IM subconscientemente no nos involucra de la misma manera como si lo hicieramos de forma directa.
Además, estas aplicaciones han dado un paso adelante en las personas que efectivamente han decidido mantener una doble vida, me refiero a amantes o relaciones furtivas y paralelas al margen de la habitual, lo que ha ocasionado un gran número de rupturas y divorcios dadas precisamente por descubrir estas conversaciones. Claro, pensaras que esto ya es habitual en el ser humano, pero las aplicaciones IM han supuesto una facilidad enorme para el desarrollo de estas actividades, que antes, no se daba, lo que ha provocado una verdadera problemática social.
Ver como nuestros hijos mantienen conversaciones paralelas con desconocidos mediante este medio es realmente una práctica poco transparente y muy habitual entre los jóvenes. No es lo mismo escuchar una conversación de nuestros hijos, que verlo teclear incesantemente en el móvil sabiendo que al término de la conversación el mensaje será borrado y los padres o tutores no pueden ayudarlos a resolver los líos en los que se estén metiendo.
Un nuevo campo social que determina inmediatez y un sinfin de ventajas en el uso diario, pero que también ha desatado un verdadero problema de incomunicación en el marco de nuestra sociedad que nos aleja, si cabe, a nuestras raices gregarias sociales. El futuro de la comunicación ha llegado, con una altisima privacidad que ha ocasionado una gran dependencia, que está preocupando a muchos sociólogos y psicólogos que se enfrentan diariamente a una nueva forma de adicción.
La solución para estas nuevas herramientas radica precisamente en la forma y en su uso siendo conscientes de que es un extra en nuestra comunicación habitual, ideal para grupos y tiempo libre, interesante como solución empresarial y muy útil para el profesional, pero dentro como todo de una educación bien estructurada y comprendiendo que su exceso de uso, sobre todo a la hora de expresar nuestros sentimientos y emociones nos aleja muy mucho de quien somos.
A cuantos nos gustaría escuchar un "te quiero" o una disculpa, o un gesto de aprecio, o solucionar un conflicto a viva voz. Realmente expresar esto por un medio tan frio, me resulta dificil de asimiar.